lunes, 9 de junio de 2008

Agridulce Denali

Se que unos cuantos de vosotros estais deseando que cuente la ascensión, el viaje, los sentimientos... Os pido paciencia. Es mi intención, desde este humilde blog hacerlo. Pero necesito tiempo. Tiempo para ordenar unas ideas, unos pensamientos, que andan un poco liados entre si, dubitativos, reordenándose.
No puedo negar que lo sucedido, las consecuencias de nuestro atrevimiento, de nuestros sueños, están siendo algo duras, pero tampoco que no pienso dejar de soñar ni de perder la sonrisa. Podemos mirarlo con los ojos de la tristeza, pero no me da la gana. Prefiero los de la alegría, los de la esperanza, prefiero mirar adelante y darme cuenta de que por mucho que las secuelas quedarán imborrables, también permanecerá en mi memoria todo lo vivido.
Os dejo algunas ideas:

* Sigo pensando que todo lo que nos sucede en la vida tiene un sentido, nos hace crecer, nos ayuda a ser más fuertes. Sólo hay que creérselo. Cualquier experiencia, sea cual sea, tiene su lado positivo.

* Gracias. Desde lo más profundo del corazón. De verdad, no se cómo agradecer con palabras tanto cariño, tanto apoyo. Lo podría intentar, pero no lo conseguiría. Vuestra amistad vale más que cualquier cima que podamos conquistar.

* Miro tres entradas más abajo y leo mis prioridades antes de la expedición. He aprendido una lección. Que la montaña tiene riesgos, que hay que ir a ella asumiéndolos, ya lo sabía. Lo que he aprendido es que por más empeño que pongas en evitarlos, por más que planees las cosas, por más que te cuides, ahí siguen. Y si un día esos riesgos, contra los que luchas, contra los que pones medios, te tocan de lleno, hay que ser fuerte, superar las consecuencias. Hemos elegido este camino que nos hace sentir plenos y para vivirlo tenemos que aceptarlo. Tal y como es.

* La cima. Agridulce es la palabra. Es la montaña más seria en mi corta vida de alpinista. La he disfrutado. La he vivido. Recuerdo nuestro primer paso por el Windy Corner. Solos, completamente solos, me giré, miré a Nadia, me acordé de una sencilla y bella frase que me recuerda a mi amigo Manolito, y con ojos de niño, con el alma bailando, le dije -Esto es alpinismo!!- Indescriptible la vista, los sentimientos agolpados... Me giré nuevamente para continuar el camino y no pude reprimir unas lágrimas de emoción. Ese momento, esos segundos, fueron los más bonitos de mi expedición personal, los más dulces. Y sin embargo, esos recuerdos se empañan... Agridulce.

* Nadia. Qué decir. Que tengo una compañera en la cuerda de alpinismo maravillosa, la mejor. Pero se ve superada con creces con la compañera que tengo en la cuerda de la vida. Su forma de entender los problemas, cuando las cosas no van como quieres, su ánimo inquebrantable, su eterna sonrisa... son el mejor de los regalos.

* ¿El futuro?. El tiempo dirá, pero sigo enamorado de las montañas. Y Nadia, también. Vamos, que nos queda mucho carreteeeee!!!!

* Una imagen. Después de luchar 16 días con los elementos, con los trineos. Después de pasar interminables noches heladas, de acarrear un peso que asusta, de sufrir, de mal comer y mal dormir:


Lo más bonito, estar con todos ahí arriba. Gracias a Pepe y a Raquel, no sólo por compartir ese momento, sino toda la expedición.