lunes, 10 de marzo de 2008

Reflexiones sobre Denali I y un deseo

Como mis (pocos) lectores sabeis, y si no lo sabíais, ahora ya si, el 1 de mayo emprendemos viaje a Alaska, intentaremos subir a la cima del Denali o McKinley, de 6194 metros y 320 Kms distante del círculo polar ártico. Sin duda una gran aventura, un reto. Lo Afrontamos con la mayor de las ilusiones.
Muchos me comentais. Ajenos a las montañas, cercanos a ellas. Dos son las cosas que más escucho. Por un lado "Cuidate". Sin duda, sabemos a los riesgos a los que nos exponemos, pero no dejo de pensar que como tantas otras veces. El riesgo, minimizado, es menos riesgo. No por ello la montaña deja de ser un mundo hostil que depara sorpresas y riesgos objetivos imposibles de franquear, pero sin duda, son mínimos al lado de los riesgos subjetivos.
No temais. Si hemos decidido intentarlo es porque creemos en ello. No dejo de esperar el momento de partir, no dejo de pensar ni un solo día en lo que tenemos por delante. Me escuchais decir "vamos a intentar subir", y todos me decís "lo hareis, lo vais a conseguir". No lo se, no se qué sucederá allá, lo que tengo claro es el orden de mis objetivos:

1) Volver. Volver enteros. Ninguna cima merece perder ni un poro de nuestra piel.
2) Disfrutar. Aprender. Valorar futuros retos. Vivir una aventura que perdure en nuestras memorias para siempre.
3) Cima.

Por otro lado, escucho un "por qué". El eterno por qué de las montañas, cuya frase más socorrida es "por que están ahí". Yo sencillamente puedo decir que no lo se, que no se qué hago metiéndome en este "fregao", cuando tan sólo hace unos 5 años no sabía hacer ni un nudo de escalada, no había hecho cima ni siquiera en un 3000 pirinaico, aprendía por entonces a usar crampones y piolet. No lo se. Sólo puedo decir que quiero vivirlo, disfrutarlo. Sufrir hasta agotarme, sentirme pequeño ante la inmensidad, conocer cuanto el mundo me puede deparar lejos de la comodidad, de lo que se conoce por bienestar. Ese es mi bienestar, eso es lo que más vivo me hace sentir, más feliz, más en mi sitio. Ni siquiera se por qué lo descubrí, pero mientras escribo estas palabras, se que mis momentos más cruciales, más llenos, están en las montañas. Qué voy a contar. Nadie todavía ha sabido dar una explicación definitiva, tajante, taxativa.

Me despido con un deseo. El deseo sincero de que la operación de mañana de Eva, compañera de montañas, de miedos y rocas, de motivaciones y momentos, sea un éxito y vuelva a estar cerca de las montañas, junto a nosotros, para seguir compartiendo todo lo que nos ha unido. ÁNIMO EVA!!

viernes, 7 de marzo de 2008

Cristales

Ascensión realizada el 23 de Febrero de 2008 junto a Nadia, Manolo, Raquel y Rakelilla

Parte final del pico Cristales (2889 metros)


Volvemos al Pirineo, esta vez al valle de Tena, lleno de rincones y cimas con vistas espectaculares. Tras una breve siesta recojo a Rakelilla en la calle Monte Perdido, ¿ya estamos en Pirineos? . Rakel es una buena compañera de viaje, nos lo pasamos charlando hasta llegar al lugar convenido, donde está el coche de Raquel, cerrado y donde ya están durmiendo nuestras dos compañeras. Manolo no ha llegado, así que desmontamos el coche y a dormir, que la jornada será larga. Esta vez, el objetivo es la Gran Facha (foto 1).
Por la mañana ya estamos todos, nos saludamos, charlamos, y nos dirigimos al embalse de la Sarra. Un largo camino nos aguarda. El sol sale, nos calienta, comenzamos a quitarnos ropa. No vamos muy rápido, así que llegamos al refugio de Respumoso en unas 3 horas. En esta época está cerrado. Aprovechamos el sol, reponemos fuerzas, y aparecen las primeras dudas, la Gran Facha está lejos, muy lejos, se nos hará de noche, muy de noche, si vamos hasta allí. Continuamos sin tenerlo claro, pero al poco las dudas aumentan, y tras unos "yo voy por aquí", "yo voy por allí", al final todo el grupo se dirige al pico Cristales, que con sus 2889 metros, se esconde de nosotros. No así otros picos piramidales, como el Tebarray, la referida Gran Facha… El pico está también lejos y no vamos muy rápido. Nadia y yo abrimos huella, las ascensiones de días pasados han hecho mella y nos encontramos fuertes. Afrontamos pala tras pala de nieve y por fin, aparece la cima objetivo. Nos dirigimos a ella, poco a poco, llegamos a la fácil cresta final y por fin cima. Es estrecha, nos refugiamos como podemos, el viento arrecia en ella y nos deja fríos. Ante nosotros, picos y más picos. El Balaitús justo enfrente, la cresta del Diablo (foto 3) , cum laude en crestas pirinaicas, comienza en el mismo Cristales y lleva hasta el Balaitús (foto 4) . Otro objetivo futuro. Tiene una pinta estupenda, muy mantenida, aguja tras aguja, trepada tras trepada.
Van llegando los demás, uno a uno, pero nosotros nos bajamos, que llevamos rato y el helador viento no es agradable. Se desciende rápido hasta el ibón de Campo Plano, donde nuevamente hay que subir algo para llegar al refugio. La jornada ha sido larga, la noche se nos viene encima y deshacemos el camino entre estrellas. Tarde, muy tarde, llegamos hasta los coches, bajamos a Sallent y allí, en el bar de cabecera, el Willy, devoramos entre charlas y risas nuestros combinados, con su bien merecida cerveza Ambar.